Entrevista a Rafael Botella

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Profesor Titular de Dermatología, Universitat de Valencia. Servicio de Dermatología, Hospital Universitario La Fe, Valencia.


 

PREGUNTA- ¿Por qué resulta más complicado incluir la Vitamina C en productos orales que en aplicaciones tópicas?

RESPUESTA- No es que resulte complicado, es que es menos efectivo. La aportación oral de la vitamina C es necesaria para el ser humano, ya que no la podemos fabricar. Sin embargo, la absorción de la vitamina C tiene un tope, por más suplementos que aportes, una vez alcanzados los niveles de saturación, no se absorbe más, se elimina. Por tanto, la aplicación tópica es la única vía para aumentar la concentración de la vitamina C en la piel, que es donde queremos ver sus efectos. Otra cuestión es la formulación y concentración adecuada que la hace más efectiva.


P.- ¿De qué manera combate los efectos de los rayos ultravioleta en la piel y qué mejora se consigue asociándola a la Vitamina E?

R.- La vitamina C no es un fotoprotector por sí mismo, no tiene la capacidad de absorción de la luz en el espectro ultravioleta. Su papel en la fotoprotección lo desempeña como antioxidante. La vitamina C neutraliza los radicales libres producidos por la radiación ultravioleta, que en la práctica clínica se traduce como una disminución en el eritema producido por la radiación UVB. por otro lado, también se tiene su confirmación histológica con una disminución de las “células quemadas” (sunburn cells) y de ADN dañado.

La asociación con la vitamina E ejerce un efecto sinérgico potenciando el poder antioxidante de ambos. La vitamina E también tiene un gran poder antioxidante frente a la radiación ultravioleta, y además cuando se emplea junto a la vitamina C, ésta ejerce un poder antioxidante sobre la vitamina E oxidada tras neutralizar los radicales libres producidos por la radiación ultravioleta. De este modo, la vitamina E puede reanudar su actividad antioxidante sin necesidad de un nuevo aporte. Juntas, ejercen un poder antioxidante frente a la radiación ultravioleta cuatro veces superior que por separado.

Por otro lado, juntas tienen una mayor estabilidad, por lo que su formulación es más fácil.


P.-  ¿Qué papel juega el ácido ascórbico en los procesos antiinflamatorios de la piel, como es el caso de la rosácea?

R.- El poder antiinflamatorio de la vitamina C lo ejerce principalmente como inhibidor de mediadores celulares de la inflamación, en concreto con la inhibición de la transcripción de un factor responsable de la liberación de citocinas proinflamatorias. Este efecto se traduce en la clínica en una disminución del eritema y del edema. Por este hecho se ha empleado en formulaciones tópicas para el acné y la rosácea. Por otro lado, la vitamina C también es útil en la pigmentación postinflamtoria, frecuente en estas patologías. Sin embargo, también se ha añadido a suplementos orales con la idea de fortalecer el colágeno de los capilares y reducir su fragilidad y permeabilidad, pero como ya hemos comentado su eficacia se limita a estados carenciales.


P.- ¿Considera la Vitamina C uno de los mejores descubrimientos aplicados a la Dermatología estética y cosmética?

R.- La vitamina C tópica se ha convertido en un producto básico en el tratamiento del fotoenvejecimiento cutáneo. Además de atacar muchos frentes como aumentar la síntesis de colágeno, disminuir la elastosis solar, despigmentante, antiinflamatorio, fotoprotector antioxidante y tener un efecto sinérgico con la vitamina E, su tolerancia es excelente y nada irritante. Todo esto hace que la vitamina C sea un arma imprescindible en nuestro arsenal cosmecéutico.