Entrevista a Ignacio Sánchez Carpintero

El Dr. Sánchez-Carpintero se formó en la Clínica Universitaria de Navarra donde obtuvo la especialización en Dermatología Medico-quirúrgica y donde ejerció profesionalmente hasta principios de 2009. Completó su formación en Boston, en el Departamento de Dermatología de la Universidad de Harvard durante más de dos años.

Actualmente ejerce como dermatólogo en la Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber así como en la Clínica Dermatológica Internacional.

Está especializado en el manejo de angiomas y malformaciones vasculares, en el diagnóstico precoz de cáncer de piel y en el uso de los distintos láseres dermatológicos. Es uno de los pioneros en España en la implantación de la dermatoscopia digital para la vigilancia de pacientes de riesgo de melanoma.


 

PREGUNTA- ¿De qué manera actúan los nutricéuticos en la mejora de nuestra piel?

RESPUESTA- Los nutricéuticos, al administrarse oralmente, pueden potencialmente otorgar un beneficio mayor en nuestra piel en comparación con los preparados o compuestos tópicos que hay en el mercado. La propiedad que se les pide es la capacidad de paliar o anular la acción negativa del estrés oxidativo, causante final del daño celular, efecto demostrado en varios de ellos. Además, muchos de los nutricéuticos son capaces de actuar no solo como antioxidantes sino también como fotoprotectores. La luz ultravioleta es uno de los factores externos que más contribuye a dañar la piel, ocasionando arrugas y flacidez cutánea. Actuar contra ella es probablemente la mejor manera de conservar bien nuestra piel en el futuro.


P.- ¿Que importancia tienen los nutricéuticos en la calidad de vida de las personas?

R.- Se pude decir, en general, que no hay todavía suficientes evidencias científicas como para recomendar la toma de un determinado nutricéutico como suplemento oral. La excepción sería quizás el grupo de los carotenoides. Estos compuestos estarían indicados para personas que tienen problemas en la piel tras la exposición solar. Enfermedades raras como la protoporfíria eritropoyética es el mejor ejemplo de ello. No cabe duda que la calidad de vida de estos pacientes mejora notablemente al conseguir una adecuada fotoprotección. También hay estudios recientes sobre nutricéuticos enfocados a evitar el exceso de pigmentación de la piel. Aunque todavía no hay estudios científicos suficientes que permitan recomendarlos, al menos se abre una nueva vía de investigación. Enfermedades como el vitíligo o el melasma, patologías con un alto impacto negativo psicológico, se verían claramente beneficiadas de la toma de estos compuestos, mejorando notablemente la calidad de vida de estos pacientes.


P.- ¿Qué requisitos deben cumplir los nutricéuticos para garantizar la calidad y la seguridad en su consumo?

R.- Los nutricéuticos tienen efectos beneficiosos pero también perjudiciales. Aconsejo consultar siempre al médico para que valore la conveniencia o no de su toma. El problema con el que nos encontramos a veces los médicos es la escasa información que hay sobre ellos, la fiabilidad de las fuentes consultadas y, sobre todo, los escasos estudios clínicos realizados. Es bueno conocer “lo último” pero indicar “lo penúltimo”. No se puede tomar cualquier nutricéutico durante un tiempo ilimitado o a unas dosis cualquiera. Siempre debe exigirse a un nutricéutico ensayos clínicos que avalen tanto su eficacia como su seguridad. Considero importante también que la compañía farmacéutica que lo comercialice goce de buena reputación.


P.- .-¿Considera que la innovación en cosmética avanza a buen ritmo y que goza de buena salud?

R.- La investigación en cosmética ha experimentado un claro avance en los últimos años. Prueba de ello son las numerosas publicaciones que encontramos en las bases de datos médicas. Hay por ejemplo nuevas moléculas cuyo mecanismo de acción se conoce cada vez mejor así como avances sustanciales en la formulación de diferentes compuestos que logran mejorar su absorción en la piel, como en el caso de los nutricosméticos. La investigación en cosmética tiene que seguir estrechamente unida a la práctica clínica y no depender únicamente de las compañías farmacéuticas interesadas en la comercialización y venta de sus productos.